domingo, 5 de junio de 2011

La guerra es la vida.

Odín empuñando a Gungnir mientras cabalga a lomos de Sleipnir. Lo acompañan sus lobos Geri y Freki. Sobre su cabeza está el cuervo Munin y junto al Dios vuela Hugin

Tal como aventuré en mi anterior post, ha ocurrido lo que tenía que pasar.

Las tropas preparaban el desembarco, muchos se desanimaron por la presión previa, otros se armaron de valor negándose a dar un sólo paso atrás. El conjunto dio el paso, saltaron e iniciaron el cruel enfrentamiento. Siempre hay pensamientos negativos, siempre hay opciones de ser derrotado, pero ocurre lo mismo con la opción opuesta, y por muy baja que esta sea a ella se encomiendan los locos.

Ocurrió lo que tenía que ocurrir cuando se dejan detalles al azar, detalles que deberían haber estado atados y asegurados. Un pequeño y ridículo fallo que arrastra a las tropas a la desgracia. Corren, salvan lo que pueden, durante los primeros momentos son incapaces de pensar en lo que ha pasado, luego cuando son conscientes la tristeza, las autocríticas, el desasosiego se hace dueño del lugar. Unos corren a esconderse en la fantasía, otros en el lamento... Las primeras horas son vitales, y el general sabe que pronto será el siguiente asalto, sabe que otra derrota sería fatal, sabe que ahora están desanimados.

El general apenas recuerda la última vez que venció una batalla, la última vez que fue feliz..pero no puede decirlo en voz alta. Al general sus hombres le llaman "voluntad". -La derrota es dura, la rendición lo es más, dice a sus tropas. Se levanta, no es la primera vez que cae, ni será la última. Pero a diferencia de otros generales, el siempre se levanta y continúa peleando. Así que cierra sus puños, traga su tristeza y se pone en píe. Suena aproximadamente el minuto 47 del acto I de Die Walküre interpretado por Sir Georg Solti.

No nos vamos a rendir, esto es sólo el principio del principio, si ahora nos rendimos todo por lo que hemos vivido perderá su sentido, todos los que nos han apoyado se verán traicionados, todos los que creen en nosotros se verán engañados. Nosotros mismos seremos nuestros enemigos, nuestros jueces y nuestros verdugos. Condenándonos al triste olvido, a la mediocridad más terrible. Les debemos, y nos debemos la gloria, la lucha, la muerte si ese es le final. Pero lo que vivamos será sin arrepentimiento, obremos de modo que un horizonte de infinitos retornos no nos intimide; elijamos de forma que si tuviéramos que volver a vivir toda nuestra vida de nuevo, pudiéramos hacerlo sin temor.


1 comentario:

  1. mmm... leere el post anterior, creo que lo necesito un besoooo Raven¡

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