domingo, 4 de abril de 2010

Al pie de la montaña



El chico astro miró toda la noche las estrellas. Al final salió el sol, y tuvo que apartar la vista del cielo.

Cuando la gente despertó, corrió a contarles todo lo que había visto: estrellas, galaxias, cometas...
Todos se rieron de él. El cielo era azul, sólo tenía las nubes y el sol.

Al chico astro le dolían los ojos de la luz, le dolía el estómago de la humillación, y le dolía el corazón del odio. Así que por primera vez en su vida hizo aquello que tanto tiempo había pensado en hacer; dejó de mirar al cielo, cortó sus cabellos solares, cubrió sus ojos para protegerse de la luz...Y dejó de mirar hacia arriba.

Caminó el chico astro buscando una montaña, una que llegase hasta la cima de las nubes. Una desde la cual el azul del mar, el azul del cielo se mezclasen. Subiría y podría estar con las estrellas que tanto tiempo había soñado tocar. Un viaje con una única dirección, así se lo propuso, así debería ser...

Cada noche, el chico astro se paraba y miraba las estrellas, así pasaba el tiempo fantaseando que hacer cuando estuviese entre ellas. Por las mañanas estaba demasiado cansado para caminar; así que dormía. Y así pasaron los meses, en los cuales no avanzó casi ni un sólo kilómetro.

Que dilema, no ver lo que más amaba... para poder llegar a tocarlo. ¿Y si nunca llegaba? en ese caso habría perdido toda su vida caminando y escalando, habría perdido infinidad de noches en las cuales ver sus astros. Pero si seguía así, nunca podría tocarlas. Es en este punto donde el chico astro, descubrió que significaba sacrificar, elegir... y cuanto miedo daba la incertidumbre.

Ni su mente, ni su cuerpo estaban listas para aquello, comprendió que para cumplir su sueño tendría que hacerse más fuerte en todos los aspectos. Tomar decisiones con seguridad, fortalecer su mente para la ausencia de noches estrelladas, fortalecer sus brazos para los días de escalada.

Y eso hizo, quizás ha pasado demasiado tiempo pensando. Le ha tomado cariño al sol y a las nubes, ha hecho de su mente una fortaleza, de su cuerpo una herramienta fiable. Ha tomado algunas decisiones, pero no la principal.

Quizás sea momento de que el chico astro comience a caminar.
A su montaña ha de llegar, sus paredes escalar, a la cima subir. Las estrellas tocar. Ha estado demasiado tiempo planeando como vivir, y todos sabemos que los planes nunca se cumplen, menos aún si ni siquiera se intentan ejecutar. Lleva tanto tiempo dudando, que quizás lo difícil no sea escalar. Lo difícil sea, arrancar.
Dar la espalda a la montaña

1 comentario:

  1. A esto lo llamo resonancia:

    http://dandolabrasa.blogspot.com/2009/07/ko.html

    Abrazos y ánimo en tu viaje.

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